Giacinto Gaccio y María Perino, junto a sus diez hijos, desembarcaron el 11 de octubre de 1905 en el puerto de Buenos Aires. Venían del Piamonte italiano, con una mano atrás y otra adelante, pero también con una carta de recomendación del rey Víctor Manuel. Es que Giacinto, que era agricultor, trabajaba en los jardines del palacio del rey y de la reina.

El viaje había sido largo, agotador, lleno de incertidumbre, con descomposturas, con enfermedades, con muertes. Seguramente fue el hambre de “la” Italia la que había impulsado a Giacinto a pensar en Argentina, una tierra de promesa y esperanza que desde fines de 1800 se mostraba con un sesgo marcado con el todo por hacer.

Estuvieron entonces unos días en el Hotel de los Inmigrantes “La Rotonda”, cercano al puerto buenosairino. Varias décadas después, Antonio, el quinto hijo de Giacinto, le contaba a su nieta la primera comida en suelo argentino. “Les dieron asado, entonces el abuelo se arrodilló y dijo: ‘de esta tierra no me voy jamás’ ”.

Giacinto usó la carta del rey de Italia y pidió al gobierno nacional lo que entonces era signo de opulencia en Europa: dos caballos. Fue todo su capital al llegar a Monte Nievas, el primer destino de los Gaccio. Ya en suelo pampeano, Giacinto y sus hijos mayores trabajaron en un campo prestado, como peones, mientras María y las hijas se ocupan de todo tipo de labores manuales.

“Les proveyeron herramientas para hacer los ranchos y comenzar las labranzas, hacían un poco de trigo y hacían los colchones con paja”.

Después de Monte Nievas los Gaccio se trasladaron en carretas a un campo ubicado a cuatro leguas de la localidad de Conhello. “Se dispersan por el área de Conhello y varios hacen arrendamientos y se dedican al cultivo de la tierra con algunos pocos animales. Después algunos de los hijos de Giacinto se van al pueblo, a Castex una rama de Juan, la rama de Antonio queda con campo en Conhello, y otros se van a Buenos Aires o a Santa Rosa, con actividades comerciales, empresariales, algunos profesionales”, resume Nora Gaccio, hija de Jacinto Blás, uno de los hijos de Antonio.

Fragmento del artículo “Una historia de vida llena de promesas” publicado por el diario La Arena de Santa Rosa (La Pampa) en su suplemento La Arena del campo con motivos del festejo de la llegada de los 100 años de la familia Gaccio a La Pampa.